Sí, se puede. Sí, hay alternativa.
Son muchos los que piensan que ante la crisis económica que estamos atravesando no cabe otra opción que aguantar estóicamente. Piensan que las medidas de recorte adoptadas por el gobierno del PSOE en España y del PP en la Región de Murcia son las únicas posibles, que son inevitables. Y que es una entidad abstracta y lejana denominada Mercados Financieros Internacionales la que impone su lógica de manera implacable y que sólo cabe hacer rogativas para que ese “lado oscuro” no imponga más sacrificios ni se alíe en sus vaticinios con el calendario Maya.
Inevitable, única salida, duras medidas pero necesarias, no hay alternativa, etc. son expresiones que se repiten cual mantra penitente y salvador, eso sí, a largo, larguísimo plazo. Los que se sacrifican en la pira de la recuperación económica son los de siempre: trabajadores y trabajadoras, especialmente jóvenes, mujeres e inmigrantes. Las clases medias también deben inmolarse, los empleados públicos deben asumir e interiorizar su pecado original, que no es otro que la estabilidad y dignidad, en comparación con el resto, de su trabajo.
Mientras comprobamos los beneficios de estas mal llamadas reformas económicas ese Señor de Tirantes Rojos tras dar instrucciones al títere de turno de la Palacio Monclovita se pavonea con que su Banco es feliz en época de crisis y que ha obtenido 35.000 millones de euros de beneficio en los últimos cuatro años. Sí, han leído bien, treinta y cinco mil millones de euros; a los que hay que sumar los 10.000 millones de euros de beneficio de Telefónica y los miles de millones de otras grandes compañías españolas. Pero es inevitable que ellos se enriquezcan y otros sufran.
¿Es inevitable, asimismo, que quienes han especulado en la época dorada del boom inmobiliario, y se han llenado los bolsillos con billetes de quinientos euros se vayan de rositas? ¿Es inevitable que quienes defraudan a la Hacienda Pública, auténtico enemigo del “lado oscuro” 75.000 millones de euros al año sonrían cuando el presupuesto público destinado a su persecución disminuye? ¿Es inevitable que un payaso del “lado oscuro” con una abeja por mascota, juegue con miles de puestos de trabajo, que miles de familias estén angustiadas por un empresario-cómico que tiene sus empresas domiciliadas en paraísos fiscales? ¿Es inevitable que el gobierno de España diga que es inevitable que el “lado oscuro” haga lo que es inevitable? ¿Es inevitable que el gobierno del PP en la Región de Murcia no asuma ninguna responsabilidad de la debacle económica de nuestra tierra?
Sólo los tozudos que renuncian a pensar pertenecen al club de lo inevitable. Sí, es posible. Se pueden hacer las cosas de otra manera. Sí, hay alternativa. Pero esta implica confrontación con el poder económico, con ese lado opaco de la realidad social y económica. Al lado oscuro debemos inundarlo con un potente haz de luz. O los ricos pagan y, además, pagan más o, entonces sí, será inevitable una revolución social. Sí, se puede.
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