EL AÑO EN QUE SE CAYÓ EL CASTILLO DE NAIPES DE VALCÁRCEL

2009 será recordado como uno de los más nefastos para los trabajadores y trabajadoras de la Región de Murcia. La pérdida del empleo supone un drama de primera magnitud para cualquier ser humano en términos no sólo socioeconómicos, sino también psicológicos, afectando, por tanto, a la propia dignidad de la persona.

El derecho a un trabajo digno es un requisito fundamental de cualquier sociedad democrática, y como derecho humano universalmente reconocido no debe verse vulnerado. Y en el caso de que así fuese, la sociedad ha de arbitrar los mecanismos necesarios de solidaridad para que el desempleado disponga de las redes sociales necesarias así como de la formación y posterior reinserción en el mundo laboral.

Sin embargo, el panorama en la Región de Murcia durante 2009 no puede ser más desolador. Alrededor de ciento sesenta mil parados, el incremento más alto de todas las Comunidades Autónomas, aumento de la pobreza y la exclusión social, según el último informe de Cáritas, incremento de las desigualdades estructurales: los jóvenes, mujeres e inmigrantes son los que más duramente están sufriendo la crisis económica.

A este desalentador diagnóstico hay que sumar una permanente incapacidad del gobierno regional para realizar un correcto diagnóstico de las causas de la mayor intensidad de la crisis en nuestra región, así como para aportar las soluciones más justas y solidarias. Es hora de incrementar el gasto público orientado a políticas de bienestar social y a inversión pública para cambiar un modelo especulativo por otro productivo, basado en I+D+i, y sostenible.

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